Ciudad

Baño público a cielo abierto

Bogotá se está convirtiendo en un baño público a cielo abierto. Los olores a excremento humano y orina se tomaron las calles de la ciudad, no solo en el centro, y en zonas de Chapinero, Teusaquillo y Barrios Unidos, sino en el sur de Bogotá. Las imágenes de habitantes de calle defecando en plena calle a la vista de todo el mundo se volvieron cotidianas.

Los sitios más inesperados despiden los olores nauseabundos de los desechos humanos.

En la carrera novena, entre calles 51 y 48, el andén dejó de ser de los peatones porque es baño público y el olor permanente a excremento despide a cualquiera que intente caminar por el lugar.

Las calles de la localidad de Chapinero, entre la avenida Caracas y la carrera séptima, están cada vez peor.

Allí se confunde el excremento con la mugre que sacan a la calle los negocios de la zona, especialmente restaurantes y cafeterías.

La carrera 10, desde la avenida Jiménez hasta la calle 22, además de baño es dormitorio público. 

Allí amanecen una docena de habitantes de calle que duermen sobre el andén del costado oriental. Lo mismo pasa en Chapinero, allí amanecen en las puertas de los edificios.

Se volvió costumbre que los residentes de la zona tengan que levantarse a lavar con agua y jabón las entradas a sus edificios para intentar espantar el olor a orines o limpiar el excremento que dejan estas personas, que se levantan y dejan tras de sí la huella de su presencia.

La calle 53, entre avenida novena y carrera 13 es intransitable por el olor que deja ese baño público a cielo abierto en el costado norte. Lo mismo ocurre con la calle 54 en el mismo tramo y con la carrera novena al norte de la calle 53.

Además de la observación directa he recibido denuncias de los ciudadanos que se preguntan cuándo empezará la administración a ponerle atención a este tema. No se trata de que la ciudad tenga o no baños públicos. 

Se trata de que cada día hay más habitantes de calle deambulando por la ciudad y durmiendo en las entradas de los edificios y usando la vía como baño.

Además del problema social que entraña el cada vez más creciente y grande ejército de habitantes de calle, en el que abundan personas jóvenes, que en el día se dedican a pedirles plata a los transeúntes y a reclamar comida en cafeterías y restaurantes, el tema se está convirtiendo en un problema de salud pública.

Ciertas zonas de la ciudad están tomando visos de deterioro y abandono como no existiera un gobierno rigiendo los destinos de la ciudad. Como si ninguno de los 50 mil funcionarios que integran el gobierno de la capital del país se percataran del problema.

La solución al problema de la indigencia no da espera, ni como problema social, ni como problema de salud pública.

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