Ciudad

Las tres décadas de María Victoria Vargas en el Concejo de Bogotá

Firme y directa, sin perder la amabilidad y el respeto por sus contendores y objetivos de crítica, son los rasgos de carácter que le han reconocido a lo largo de su vida pública tanto colegas como funcionarios de la administración distrital a María Victoria Vargas Silva, una bogotana del Partido Liberal reconocida entre las diez mejores cabildantes de la ciudad.

Madre y abuela, frentera y franca, dicen que herencia de su madre santandereana, María Victoria Vargas se ha destacado por su interés en el conocimiento, estudio, dedicación y servicio a Bogotá.

Desde 1992, cuando fue elegia por primera vez, es concejal de la ciudad, y con todos los alcaldes, de diferentes tendencias políticas, ha mantenido su actitud crítica frente a temas clave como los planes de desarrollo, los planes de ordenamiento territorial, los presupuestos y los cupos de endeudamiento.

Como concejal, su fuerte es el control político: no le tiembla la voz a la hora de denunciar las situaciones que, en su opinión de mujer experta en la administración pública, y en particular conocedora de la ciudad, atentan contra el interés de los ciudadanos. Es respetada por sus conocimientos jurídicos, incluido el manejo del reglamento interno del Concejo y de las competencias que tiene la corporación según la Constitución y la ley.

Entre los 45 concejales que tiene Bogotá, es reconocida como una de las más experimentadas dirigentes y ha ocupado varias veces la presidencia de esa corporación. Ha ganado las elecciones en seis oportunidades y lleva tres décadas como concejal de la ciudad.

El Concejo Cómo Vamos, un programa institucional de la sociedad civil que durante más de 20 años le ha medido el pulso al trabajo de los concejales de la capital, la ha ubicado en varias ocasiones como la mejor de su bancada, por los debates de control político, la oportunidad y eficiencia de su trabajo, la asistencia y la participación en las sesiones.

En el último informe de Concejo Cómo Vamos ocupó el primer lugar entre los concejales de su partido, la primera entre las mujeres y la quinta concejal más importante de la capital.

Su obsesión es el combate a la corrupción. Siempre está atenta a pedir cuentas, a revisar la consistencia jurídica y legal de los proyectos que se tramitan en la corporación y, sobre todo, a garantizar que las decisiones que se tomen estén sustentadas fiscalmente y tengan claro el impacto sobre los ciudadanos.

Tiene carácter para oponerse a los proyectos que considera lesivos para la ciudad, como hizo en su decisión de no respaldar la venta de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) o en la de oponerse a la construcción de la troncal de TransMilenio por la carrera séptima que expresó oponiéndose al cupo de endeudamiento que el gobierno buscaba para financiar la obra.

En cambio, respaldó la construcción de la primera línea del metro y como ponente coordinadora de esa iniciativa impulsó la aprobación de recursos de vigencias futuras para la financiación de la obra que debe comenzar a ejecutarse en el 2020. Esa decisión fue coherente con su respaldo a la creación de la Empresa Metro, que tiene a cargo el proyecto.

Esta abogada de la Universidad de El Rosario, con especialización en Derecho Comercial y en Ciencias Políticas, siempre lidera temas de tinte ciudadano que la obsesionan y se traducen en debates de control y seguimiento: aumentos desmedidos en las tarifas de agua, las irregularidades en la prestación del servicio de gas, el abandono y la improvisación con los humedales, la inseguridad ciudadana y la situación de los pensionados, figuran entre sus causas.

En la administración de Claudia López ha generado propuestas para erradicar el tema de los colados en TransMilenio y así evitar el desangre financiero del sistema de transporte.

Ha ocupado los cargos de directora del Departamento Administrativo de Bienestar Social (hoy Secretaría), en el Instituto de Crédito Territorial, el Fondo de Ahorro y Vivienda Distrital (Favidi), el Instituto Farmacéutico de Cundinamarca y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Como presidenta del Concejo, en 1992 tuvo que enfrentar una de las situaciones más difíciles que haya vivido el Concejo: el operativo que entonces lideró el fiscal general de la Nación Gustavo de Greiff con órdenes de captura contra 31 concejales involucrados en el que se conoció como el ‘escándalo de los auxilios’, que implicó que la policía rodeara la sede del Concejo mientras agentes del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) detenían a los dirigentes políticos.

Esa fue una crisis en la que puso a prueba su talante como defensora de la legalidad, pero con respeto por compañeros de Concejo en apuros a quienes informó del operativo, sin dejar de respaldar a las autoridades en el cumplimiento de su función.

Es la concejal más experimentada con que cuenta hoy Bogotá, conocedora de la ciudad, de sus más de 5.500 barrios y de los vericuetos legales, fiscales y administrativos de los asuntos públicos.

Líder incansable, persistente y aguerrida a la hora de defender las necesidades de los ciudadanos. Por eso se dice de ella que no descansa hasta lograr que las promesas a las comunidades se hagan realidad.

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