El instructor de natación que les devuelve la confianza y la autoestima a las personas en el CDC Bellavista de Kennedy
POR JOSÉ LUIS RAMÍREZ MORALES. Las clases de natación de Jaime Enrique Castañeda Tovar en la piscina del CDC Bellavista de Kennedy son más que un entrenamiento para que las personas mantengan el estado físico y aprendan a estar en el agua sin ahogarse: representan un alivio para la soledad, la depresión y la baja autoestima.
Desde hace diez meses, el instructor del Sena hasta ha llorado con algunos de sus estudiantes, muchos de ellos personas mayores, cuando rompen en llanto en medio de un ejercicio que no pueden hacer y después de hablar con ellos descubre que cargan una historia de dolor y soledad que los limita, pero que, por fortuna se quedan en el agua, cuando por fin comienzan a fluir.
“El propósito mío no es solamente enseñarles a nadar sino acercarme mucho a ellos en ese espacio de diálogo, compartir, escucharlos, porque en medio de la clase se ríen, comparten entre ellos, y yo tengo la posibilidad de escucharles sus historias y ahí hacen catarsis”, relata el profe Castañeda.
Para las personas que llegan a su entrenamiento de habilidades básicas, pagar un curso de natación es impensable. Muchas de las mujeres y hombres adultos mayores no cuentan con pensión o con un ingreso, algunos de ellos son vendedores ambulantes, carreteros o recicladores. Por eso, poder acceder gratis a esa formación en el CDC Bellavista de Kennedy es todo un logro. Y encontrarse con el profe Castañeda, toda una terapia para recuperar la autoestima y valorarse como personas.
“Es la oportunidad para ayudarles a darse tiempo así mismas, y que desde los servicios sociales les brindemos esos apoyos que nunca han tenido, es lo que busca la Manzana del Cuidado de Bellavista: cuidar a quienes toda su vida se han dedicado a cuidar a otras personas”, dice la subdirectora local para la Integración Social de Kennedy, Elizabeth Fuentes Murillo.
El curso de habilidades acuáticas básicas del CDC Bellavista en articulación con el Sena está abierto para personas de 18 años en adelante, pero quienes más aprovechan son las personas mayores, Hay clases de martes a viernes cuatro veces al día: de 8:00 a 9:30 a. m., de 10:00 a 11:30 a. m., de 1:00 a 2:30 p.m. y de 3:00 4:30 p.m.
Una mujer que se ha convertido en la columna vertebral de la manzana del Cuidado Bellavista es su coordinadora, Sandra Zorro. Maneja los cursos y las prácticas y cuenta que la natación es uno de los programas que más acogida tiene. “Al mes, se benefician 120 personas. Por curso se inscriben 15 que reciben 10 sesiones de 90 minutos cada una, organizados por edades. Al final reciben certificado del Sena”, comenta Sandra Zorro.
La gran sorpresa es que quienes más aprovechan y hacen uso de este curso son personas mayores de 60 años.
“Permanentemente estamos capacitando a personas nuevas, porque la misión es que muchas personas puedan aprender a nadar en el menor tiempo posible”, explica el instructor que tiene la misión de brindar técnicas y herramientas para que sus aprendices puedan desplazarse en la piscina con seguridad.
En sus 25 años como instructor, Castañeda ha pasado por Cajas de Compensación Familiar y otras instituciones en las que ha enseñado natación, pero ninguna como la del CDC Bellavista Kennedy le ha permitido comprobar el aporte de la natación a incrementar o mantener la salud física de las personas y ayudarlas a ganar en su salud mental. “Estos espacios les brindan la posibilidad de sentirse vivos, sentirse todavía útiles para hacer una actividad tan bonita como la natación”.
Jaime Enrique Castañeda Tovar estudió educación física en la Universidad Pedagógica y orientó su trabajo docente en la natación. Todos los días comprueba los beneficios que produce en las personas que toman sus clases. Como, por ejemplo, el caso de una adulta mayor que perdió a dos hijos y encontró en la natación un escape para poder regular las emociones negativas que le quedaron a causa de esa dolorosa experiencia. Fue toda una terapia.
El 2 de diciembre terminó uno de sus cursos y ese día sus graduandos llegaron con frutas y sencillos presentes para agradecerle, no solo las enseñanzas acuáticas, sino las lecciones de vida.
“Eso es el valor agregado y el pago no monetario que recibe uno como docente, al encontrar las sonrisas y la satisfacción de la práctica que ve uno en ellos. Las caras alegres, las caras felices y agradecimiento porque esta es una labor que no tiene costo monetario para ellos, pero que les deja unas ganancias enormes en su calidad de vida”.
Para el profe, como le dicen cariñosamente, levantarse para ir a clase y pararse frente al carril de la piscina para orientar a sus alumnos es, más que un trabajo, un privilegio, porque les ayuda, al final del curso, a tener nuevos amigos y a dejar atrás traumas con los que iniciaron el curso.
“En el CDC Bellavista de Kennedy estos beneficiarios, que no han tenido estudio nos han enseñado que a través de la natación dominan, controlan y enfrentan sus miedos, sus temores, sus fobias; en muchos casos han cambiado su forma de ser en sus hogares, más comprensibles, menos agresivos y más conciliadores. Y aprenden el valor de dialogar”.