En un giro inesperado, y ante la expectativa nacional, el Senado de Colombia revivió el trámite de la reforma laboral del gobierno que se había hundido en marzo pasado y dijo no a la consulta popular laboral que el presidente Gustavo Petro pretendía llevar a las urnas para reemplazarla.
El pulso político terminó este 14 de mayo en una votación mayoritaria de 49 votos a favor de hundir la consulta popular contra 47 que intentaron salvarla, en medio de una agitada sesión en la que el ministro del Interior, Armando Benedetti, acusó de fraude al presidente del Senado Efraín Cepeda.
La reforma laboral propuesta por el gobierno de Gustavo Petro se hundió en marzo pasado, cuando la mayoría de los 14 integrantes de la comisión séptima del Senado se opuso a continuar su trámite.
Esa iniciativa gubernamental busca rescatar derechos como recargos dominicales y festivos del 75 % al 100 %, la jornada diurna de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. y recuperar la nocturna de 6:00 p.m. a 6:00 a.m. Así mismo, priorizar el contrato a término indefinido y disminuir la tercerización laboral, para favorecer la estabilidad laboral y garantizar la contratación formal de los aprendices del Sena.
En el Congreso se escucharon voces que reclamaron que la reforma, tal como la presentó el Gobierno, en lugar de favorecer a los trabajadores, acarrearía la pérdida de empleos en el país.
En respuesta al hundimiento de la reforma, el presidente Petro anunció, entonces, el trámite de una consulta popular con 12 preguntas en las que se busca que los colombianos voten los puntos de la reforma. Vea el cuestionario: https://www.radionacional.co/actualidad/politica/estas-son-las-12-preguntas-que-haran-parte-de-la-consulta-popular
La consulta popular, que para avanzar tiene que ser aprobada por el Senado de la República quedó frenada este miércoles con la votación mayoritaria del Senado, que previamente revivió el estudio de la reforma laboral mediante una figura conocida como apelación.
A pesar de que lo ocurrido en la plenaria del Senado le da un nuevo aire a la reforma laboral, que ya empezó el nuevo trámite en la comisión cuarta, el presidente Gustavo Petro reaccionó al hundimiento de la consulta convocando a la gente a la calle. Su invitación se dirigió a formar cabildos populares y ordenar a la fuerza pública a no usar la fuerza contra el pueblo.
La decisión del Senado de revivir el estudio de la reforma laboral del gobierno y, en cambio, hundir la propuesta de consulta popular tiene una preocupación de fondo: que el gobierno utilice el mecanismo de la consulta para hacer campaña política para las elecciones del 2026, utilizando recursos públicos por más de 700 mil millones de pesos, que es lo que cuesta la consulta.
Los analistas políticos han manifestado su escepticismo frente a la consulta popular, porque para lograr que sea válida el gobierno debe conseguir más de 13 millones de votos y obtener mayoría por el sí para la aprobación de las presuntas incluidas en el cuestionario.
El país ya tiene un antecedente con la consulta anticorrupción, que en el 2018 no logró los votos que requería a pesar de que fue apoyada por todos los sectores políticos. Lo mismo ocurrió con el referendo de Álvaro Uribe, que también naufragó a pesar de que se convocó en momentos en que el exmandatario estaba en su popularidad más alta.
Ahora, lo que le espera al país, es un debate de la reforma laboral en medio de la presión de los cabildos populares convocados por el presidente de la República y ante la amenaza de huelga de un sector de los trabajadores afines al gobierno.
Lo cierto es que, con la decisión de atajar la consulta popular, los senadores se tragaron el sapo de revivir el estudio de la reforma laboral después de haber celebrado su hundimiento en marzo pasado, mientras el gobierno no se puede negar a aceptar ese trámite porque se trata de la resurrección de sus propias propuestas de reforma.
