El administrador de empresas que se convirtió en panadero en el CDC Timiza de Kennedy
POR JOSÉ LUIS RAMÍREZ MORALES. – Como administrador de empresas y especialista en alta gerencia, William Fernando Abril Reyes nunca se imaginó que un día sentiría pasión por la panadería y que miraría con orgullo un pan integral hecho por su propia mano.
Pero le ocurrió gracias al Centro de Desarrollo Comunitario Timiza de Kennedy y se convirtió en un bálsamo para su vida en un momento en el que estaba sin empleo y sin ingresos, luego de que el intento de montar un salón de belleza fuera frustrado por la cuarentena que generó el covid-19 en el 2020.
Sin empleo y sin ingresos, un día, a su barrio Santa Catalina de Kennedy le llegó la información de los cursos gratuitos que se ofrecían en el CDC Timiza en belleza, salud, yoga, baile, inglés, sistemas, panadería, cocina y pastelería.
Sin pensarlo mucho se inscribió en un curso de panadería artesanal que le llamó la atención y desde ese momento quedó enganchado con el oficio de panadero que le cambió la vida. Fue un alivio porque le permitió descubrir un talento oculto y pensar en la posibilidad de generar ingresos para su hogar.
“El profesor que teníamos entonces nos dio charlas en las que nos enseñó cómo manejar el proceso en su parte organizativa, cómo tener el control de los gastos, cómo empezar y cómo entender la minucia del producto, como pesar la harina, cómo manipularla y cómo quitarse ese horrible susto que uno sentía de estar frente a esa masa”, cuenta William al reflexionar sobre su experiencia en el CDC Timiza.
“Cuando empezamos a hacer las primeras producciones, nos sorprendía, y uno decía guau, se sacan cosas muy chéveres, muy bonitas. Sentía una alegría inmensa, porque es trabajo de uno, es aprender, ponerlo en práctica y sacar un producto que es una satisfacción, fue muy gratificante”, asegura William.
Cuando terminó la capacitación en panadería se entusiasmó por el de galletería en el CDC Timiza. En ese momento seguía sin trabajo, y entonces empezó a golpear las puertas de sus vecinos para mostrarles el producto que salía de sus manos. Y fue así como empezó a aceptar pedidos de las personas que probaban sus productos y querían comprarlos.
En ese momento, se enfrentó a la falta de hornos y equipos para producir. Entonces, pidió ayuda en el CDC y allí le permitieron usar los hornos y demás instrumentos de panadería los fines de semana. “Me dijeron que los usara, que esos equipos eran de la comunidad. Iba los sábados de 7 de la mañana a 2 de la tarde, y así podía sacar la producción que me pedían”.
Esto le permitió tener ingresos mientras estuvo sin trabajo. “Fue una fuente que me permitió un ingreso para ayudar en el hogar”.
Hoy, de vuelta al ejercicio de su profesión de administrador, les recomienda a las personas que aprovechen las oportunidades que brindan espacios como el CDC Timiza. “No se trata de pedir que me den, es importante salir a buscar y encontrar esas oportunidades que están ahí, que son gratis y que ofrecen opciones de mejorar”, asegura.
“Todos los días tenemos en el CDC cientos de hombres y mujeres, jóvenes, adultos, personas mayores, que encuentran una oportunidad de emprendimiento en los distintos cursos gratuitos que impartimos, y siempre nos sorprende la capacidad de aprendizaje y las opciones de emprendimiento que desarrollan”, afirma Elizabeth Fuentes Murillo, subdirectora Local para la Integración Social de Kennedy.
“Hay que mirar qué oportunidades hay, que puedo sacar yo de eso, cómo me puedo capacitar, no es solo que lleguen y me digan tome, le regalo, sino que yo busque cada día ser mejor ciudadano, mejor profesional y mejor persona”, dice William.
Entre las cosas que llamaron la atención de William en su experiencia en el CDC está el talento puesto al servicio de la comunidad. “Hay personas dispuestas a dar y compartir todo el conocimiento que tienen, ellos lo hacen con pasión, con ganas de transmitir, de impactar positivamente a la comunidad, a las familias, de capacitarlos para generar ingresos, para tener un emprendimiento”.
William no descarta montar una panadería, pero es consciente de que necesita una inversión grande para generar productos de buena calidad. Todo momento que tiene libre o los fines de semana, su talento se ve reflejado en los panes, en la galletería y en sus mogollas integrales, como él las llama.
Ese mismo rebusque que en un momento de su vida como desempleado, angustiado y sin salida le dio el sustento. Su esposa, sus hijos y familia son los primeros en aplaudirlo y pedirle cada fin de semana que les haga lo que mejor sabe hacer: las galletas de estrellas de chocolate y vainilla.