El embarazo adolescente trunca la vida de las mujeres
Cuando se embarazan antes de cumplir 20 años, y peor aún, si es antes de los 15, las mujeres se juegan la vida y el futuro, y pierden, porque al ser madres jamás recuperan su trayectoria de vida.
El asunto es particularmente grave en los países de América Latina y el Caribe (ALC), pues la región tiene la segunda tasa de embarazo adolescente más alta del mundo: la mitad de las jóvenes de 15 a 19 años ha quedado embarazada. En el caso de las niñas de 10 a 14 años la tasa está en 2,3.
Esta realidad está evidenciada en un estudio de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) que tituló ‘El precio de la desigualdad, consecuencias socioeconómicas del embarazo adolescente y la maternidad temprana en América Latina y el Caribe’.
Lo primero que descubrió el estudio es que el 67 por ciento de los embarazos en niñas y adolescentes en la región no son intencionales, lo que agrava el problema porque la situación enfrenta a las mujeres a una realidad que no esperan y trunca su vida de manera instantánea.
Al revisar el tema en 15 países, el informe midió el costo del embarazo adolescente y la maternidad temprana en educación, participación laboral, ingresos, gastos en salud y pérdidas fiscales. Las tres primeras impactan directamente a las mujeres y su entorno y las dos últimas al Estado.
Según los países que reportaron cifras al estudio (Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Surinam, el costo anual es de 15.300 millones de dólares. Es significa el 1 por ciento del Producto Interno Bruto combinado de los 15 países.
En ese costo, las mujeres se llevan la peor parte porque quedan inmersas en un círculo vicioso de pobreza, desigualdad y brechas de género. Sobre ellas y su entorno recae el 88 por ciento del costo estimado.
¿Y en qué se representa ese costo? En que las niñas y las jóvenes tienen que abandonar sus estudios y se quedan con los menores niveles educativos. Y claro, cuando se insertan en el mercado laboral, asumen los peores empleos, porque carecen de herramientas para acceder a los mejores.
Según el análisis de la realidad de los 15 países, “al convertirse en madres, estas jóvenes enfrentan más obstáculos para estudiar y trabajar, lo que implica que continúa su situación de pobreza”, situación a las que arrastran a sus hijos, casi siempre sin retorno, en un ciclo que se repite de generación en generación.
“Una madre adolescente tiene menos oportunidades de desarrollo y de poder ofrecer mejores oportunidades a sus hijos e hijas, perpetuando como resultado el círculo intergeneracional de pobreza”, advierte el estudio.
“En comparación, las mujeres que son madres en la adultez suelen tener más oportunidades educativas y laborales, lo que les permite tener mejores ingresos y una mayor estabilidad económica”, advierte el estudio que comprobó que el embarazo en la adolescencia profundiza las desigualdades existentes.
En cifras, UNFPA estima que cada 20 segundos una adolescente se convierte en madre en América Latina y el Caribe, para un total de 1,6 millones de adolescentes que dan a luz en la región. Detrás de cada cifra hay una historia de vida truncada que les cuesta a las mujeres, al Estado y a la sociedad.
Los costos en cifras
El embarazo frena el desarrollo personal y profesional. Solo 7 por ciento de las madres adolescentes alcanzaron estudios superiores frente a 19 por ciento de mujeres que fueron madres en edad adulta.
Las mujeres que no avanzan en sus estudios tienen ingresos laborales por la mitad o por debajo de la mitad de aquellas que logran completar su educación. En promedio, las mujeres que experimentaron la maternidad en la adolescencia tienen ingresos un 23 % inferiores a las que fueron madres en la adultez.
Impacto en la trayectoria laboral. Las tasas de inactividad y desempleo son más altas entre aquellas que fueron madres adolescentes en comparación con las que experimentaron la maternidad en la adultez.
Las madres adolescentes enfrentan una tasa de desempleo del 9,65 %, frente al 7,01 % de las madres en la adultez, lo que representa una brecha de 2,64 puntos porcentuales.
En los 15 países analizados, las muertes maternas resultan en un total de 28.607 años de vida perdidos (AVP) y 20.840 años de vida productiva perdidos (AVPP).



