Qué incoherencia, falta de respeto y atropello a la moral
POR: JOSÉ LUIS RAMÍREZ MORALES.- Qué ganas de tumbar al ministro de Defensa, Diego Molano Aponte, con apenas un mes en el cargo.
Cuando las Farc se nutren de menores de edad, las Farc son las que están violando la norma, las disidencias de las Farc son las que están violando el DIH que en su protocolo II prohíbe el reclutamiento de menores de edad.
¿Cuál es la función y la obligación del Estado colombiano de acuerdo a la norma constitucional y a las leyes colombianas? Es ir y someter a esos grupos a la ley.
Qué justificación tienen los que hoy quieren ponerle zancadilla al ministro, qué saben del operativo, qué argumentación tienen los que hoy lo critican.
El Ejército echa mano de lo que se llama inteligencia técnica para lograr por un medio de comunicación (celular, dispositivo electrónico) la ubicación del cabecilla del grupo o segundo o tercero al mando. Introducen un celular o algún elemento a su campamento o con algún equipo logístico. Se busca interceptar al objetivo, la inteligencia técnica confirma y se ubica en coordenadas el punto donde se encuentra el campamento.
En el caso del Vichada, como lo pudieron comprobar los periodistas, son zonas boscosas, no hay casas alrededor, no hay escuelas, no han caseríos, no hay nada alrededor de ese punto, pareciera que no existiera la vida humana. Pero allí estaba el campamento del alias Gentil Duarte.
Lo que no cuenta la inteligencia técnica es si hay niños, niñas, y las edades de los guerrilleros o guerrilleras que se encuentran en ese refugio o escondite, en zonas boscosas, prácticamente inexpugnables, en la selva.
La responsabilidad de que haya civiles o menores en el campamento es de los guerrilleros. Y no hay que olvidar que el DIH dice que un objetivo militar se establece por las características que tenga en su ubicación, su utilización y la ventaja militar que produzca su neutralización o destrucción.
En este caso, este campamento era un objetivo de alto valor estratégico. De manera que si allí en el sitio había lo que no tenía que haber, es decir menores de edad o las familias de los guerrilleros con menores, es responsabilidad de la guerrilla, pues son zonas de entrenamiento y de adiestramiento de esta organización.
Ahora, quienes critican al ministro de Defensa Molano lo quieren enredar para hacerlo aparecer como el culpable del reclutamiento de menores y justificar su cizaña por el hecho de haber dicho que convierten a estos menores en ‘máquinas de guerra’.
¿Y si no los convierten a través del entrenamiento físico, ideológico y armamentista en ‘máquinas de guerra’, entonces, cómo se llama eso? Ese doble racero cuando la experiencia de los años muestra sus resultados de los viejos guerrilleros de las Farc que hoy reconocen, masacres, secuestros extorsivos, genocidios, control del tráfico de drogas, cobro de impuestos al gramaje, asesinatos selectivos (Álvaro Gómez Hurtado, Diego Turbay y la familia, por ejemplo).
Esos grupos no se nutren de afiliaciones voluntarias, tienen células reclutadoras que van por los campos y ciudades (milicias urbanas) halando menores de edad, rompiendo las familias campesinas, llevándose a niños y niñas a sus filas, hasta en los casos que han aceptado que los han asesinado por no cumplir con sus órdenes. Y todo esto ha quedado dentro del más absoluto silencio.
La idoneidad del Ministro no está en juego ni tiene discusión. Diego Molano llegó al cargo de ministro de Defensa no por tener la mano levantada, ni por lagarto y mucho menos por estar haciendo genuflexiones, sino por decisión presidencial. En su mes de gestión les ha dado la cara a los medios, a sus contrarios y a la sociedad colombiana.
Es verdad que los colombianos somos olvidadizos para lo que no nos conviene, pero les recuerdo que el Ministro recibió este cargo con disidencias de las Farc, con el Eln, el Clan del Golfo, bandas criminales de toda índole y, los de siempre, las organizaciones del narcotráfico.
Ahora lo quieren lapidar algunos defensores de la democracia al citarlo al Congreso para someterlo a una moción de censura. Mientras tanto el debate del reclutamiento de menores se evade, pasa de agache.